viernes, 29 de noviembre de 2013

Dados Elesirt

Elesirt Vanhesin




Ataques básicos


Disparo cruel: +3 en tirada de ataque. *(Asesino mejorado)

Ataque multiple: tirar dados 3 veces. Realizará daño que se repartirá entre los enemigos por cada resultado de 10 o más obtenido. (3 turnos de reutilización) *(Asesino mejorado)

Exactitud: interrumpe el lanzamiento de hechizos canalizados (Sin reutilización) *(Asesino mejorado)

Flecha letal (Poderoso): +7 en tirada. (3 turnos de reutilización) *(Asesino mejorado)

Bonus, Armas y Armaduras


Belicismo (Bonus Cap XVII)
Cada vez que el personaje realice dos críticos seguidos, sanará 2 vidas.

Salvajismo (Bonus Clase)
Cada vez que el personaje reciba un golpe crítico, obtendrá +2 en su siguiente ataque básico.

Asesino en potencia (Bonus de Duelo)
Empezarás cada turno de duelo con mínimo +1 en tirada de ataque.


Combo

Con cualquier miembro de su grupo
Este personaje solo puede realizar 1 combo por combate.

Intervenir: tirad dados 1-20 para intentar bloquear el ataque hacia un compañero.
Este personaje solo puede realizar 1 intervenir por combate y solamente con pjs con los que comparta afinidad Muy Buena.


7 Vidas

Talentos de clase

Armonización Cap XVII


Reputaciones


Flecha Roja (CD): ===> Máxima <===
Buho Gris (CD): ===> Máxima <===

Objetos

Personajes ayudantes

martes, 26 de noviembre de 2013

Dados Kendra



Kendra Lumines

Una elfa bastante peculiar 
que usa armas de fuego
 y explosivos para acabar 
con sus enemigos.










Ataques básicos


Disparo arcano: +2 en tirada de ataque

Multidisparo: tirar dados 1-3, el resultado será el numero de enemigos a los que afectará el ataque. Se realizará tiradas normales (1-20) a cada uno de los enemigos afectados (3 turnos de reutilización)

Llamar mascota: tirar dados 1-20, si el resultado es 10 o más, obtendrás  +1 en tu disparo arcano o multidisparo durante todo el combate.


Ataque poderoso

Disparo potente: +4 en tirada de ataque. Si logras dañar al enemigo, realizarás un segundo ataque a otro enemigo con +2 en tirada. Si logras dañar a este último realizarás un tercer ataque a otro enemigo con una tirada sin bonificación. Tan solo puede atacarse a distintos enemigos. (3 turnos de reutilización)


Combo

Zephiel Elesirt 
Este personaje solo puede realizar 1 combo por combate.

Defensa


Intervenir: tirad dados 1-20 para intentar bloquear el ataque hacia un compañero.
Este personaje solo puede realizar 1 intervenir por combate y solamente con pjs con los que comparta afinidad Muy Buena.


7 Vidas

Básica 1-20



Dados Frederic


Frederic Kheerne



Ataques básicos


Incinerar: +2 en tirada.

Lluvia de fuego: tirar dados 1-3, el resultado será el numero de enemigos a los que afectará el ataque. Se realizará tiradas normales (1-20) a cada uno de los enemigos afectados (3 turnos de reutilización)



Ataque poderoso


Fuego del alma: Tras realizar una tirada 4-6, otorgará al taumaturgo ese número de bonificación para el uso de este ataque. (3 turnos de reutilización)


Combo

Con afinidad Buena: dados 1-3
Con afinidad Muy Buena: dados 3-5
Este personaje solo puede realizar 1 combo por combate.


Defensa


Piedra de alma: Este hechizo puede usarse sobre cualquier aliado o sobre el taumaturgo. Cuando el personaje que posee la Piedra de alma pierda todas sus vidas, volverá a revivir con 4 vidas. (No hace falta tirar dados para realizar el ataque, y se realizará en el turno de ataque)

Intervenir: tirad dados 1-20 para intentar bloquear el ataque hacia un compañero.
Este personaje solo puede realizar 1 intervenir por combate y solamente con pjs con los que comparta afinidad Muy Buena.

7 Vidas

Básica 1-20

Dados Zephiel!

Zephiel Daroudji




Habilidades


Golpe heroico: +3 en tirada de ataque *(Mejorado)

Torbellino: tirar dados 1-4, el resultado será el numero de enemigos a los que afectará el ataque. Se realizará tiradas normales (1-20) a cada uno de los enemigos afectados (3 turnos de reutilización) *(Mejorado)

Muro de escudo (Def): +2 en tirada de defensa. (2 turnos de reutilización) 

Machaque colosal (Poderoso): +5 en tirada. (3 turnos de reutilización)

Bonus, Armas y Armaduras


Pacifismo (Bonus Cap XVII
Cada turno que el personaje se abstenga de atacar, se sanará una vida.

Armadura de Batalla [VS Pícaros][VS Chamanes][VS Ingenieros y máquinas]
Cada crítico recibido realizará un daño menos.
Encantamiento: la armadura funciona también contra Maquinas Bosses.

Combo

Con cualquier miembro de su grupo
Este personaje solo puede realizar 1 combo por combate.

Con cualquier miembro de su grupo
Este personaje solo puede realizar 1 triple combo por combate.

Intervenir: tirad dados 1-20 para intentar bloquear el ataque hacia un compañero.
Este personaje solo puede realizar 1 intervenir por combate.


7 Vidas

Talentos de clase

Especialista en armaduras:
-En combate: cada golpe crítico tiene la probabilidad de mermar la armadura del enemigo provocando que su defensa baje (-1 durante 1 turno).
-Fuera de combate: el guerrero será capaz de mejorar su armadura para que afecte a una nueva clase.

Armonización Cap XVII


Reputaciones

Calíope (CD): ===> Máxima <===
Guante Negro (CD): ===> Máxima <===

Objetos

Poción de sanación(1 vida) (x3)
Vendas (x1)

Personajes ayudantes

Kaleb Weber
Nivel de experiencia de Kaleb: 0/50
Portal: +2 en cada tirada al crear portal.

Capítulo XI - La herencia de los Eredar

La Orden Eterna viajará hasta las devastadas tierras de Terrallende en busca del único artefacto capaz de derrotar a Lionell Sheram, y poder así recuperar el talismán de nuevo.
Durante el viaje los miembros de La Orden se enfrentarán a numerosos peligros y descubrirán el pasado de aquella desolada tierra.

Prólogo

Misiones en Terrallende

Más relatos de la trama


El sexto guardián

El fin de un ciclo

Otros relatos

El surgir de la bestia (Karin Doe) (Parte 4)

El surgir de la bestia (Karin Doe) (Parte 5)


Prólogo Cap X - Las llamas de la venganza

Allí se alzaba, en aquellas tierras sombría cubiertas de muerte y oscuridad, la orgullosa e intimidante base de la Orden.

Lionell se hallaba frente a la poderosa cúpula que protegía las estancias, disfrutando de la exquisitez con la que había sido hilada semejante barrera de poder. 
Algunos recuerdos invadieron vagamente sus pensamientos. Había crecido en aquella zona, y en ella había pasado sus mejores pero también sus peores momentos. Allí fue nombrado Guardián de la Orden, y también había sido derrocado.

La base de la Orden no sólo representaba un imperecedero lugar donde mantenerse a salvo, donde convivir con el resto de los compañeros, o donde reunirse. Representaba un símbolo de poder, un poder que determinaría en muchas ocasiones la supervivencia de la misma y de aquellos que se refugiaban entre sus paredes... y como tal, debía ser destruida.

Los manáfagos ya había comenzado a hacer su trabajo. Aquellos canes demoníacos absorbían la inagotable magia arcana que componían las distintas capas de la barrera. Infinidad de enemigos habían intentado atravesar sus escudos con el paso del tiempo, pero muy pocos lo habían conseguido, y menos aún habían logrado contarlo.

Lionell rozó con su mano el exterior de la cúpula como si de una caricia se tratase. Es el momento, pensó.
Apoyó su mano sobre la barrera mientras se concentraba, y segundos después pudo observarse como alrededor de ésta comenzó a crearse una especie de mancha de color púrpura. 
La cúpula comenzó a resquebrajarse lentamente desde la zona en la que el brujo había tocado. Varios senderos agrietaban la mágica barrera, expandiéndose en su totalidad, dejando la imagen similar a la de un cristal a punto de desintegrarse.

Y así ocurrió, una bola de fuego impactó sobre la misma provocando que miles de pedazos de lo que hasta ahora había sido su escudo protector volaran por los aires.

Lionell sabía que no quedaba ningún miembro de la orden en el lugar, pero no le importaba, no pretendía realizar una ofensiva sino mandar una señal. 
Una señal que indicaba cuanto rencor poseía dentro de lo más profundo de su ser. 
Una señal que les haría sentir débiles de nuevo, perdidos, y sin un lugar a donde ir. 
Una señal que determinaba que no pararía hasta poseer el talismán del destino.

El brujo se encargó de que cada recoveco de aquel lugar ardiera entre las llamas de su venganza mientras susurraba algunas palabras para sus adentros.

Ya os he conocido y he sido capaz de saber cuan poderosos sois, ahora es hora de que me conozcáis a mi... y a mi orden...porque no me detendré hasta conseguir aquello que anhelo.








Prólogo Cap IX - El corazón de Y'shaarj

El eco de los pasos era el único sonido que se expandía por las cámaras. Mientra el grupo avanzaba por aquellas vacías y siniestras estancias, las oscuridad y el silencio era lo único que conseguían hallar. El palacio de mogu'shan había quedado totalmente abandonado, allí donde antaño se reunían mogus de todos los clanes y se alzaba con símbolo de gran poder, ahora parecía una cripta fantasma.

Las antorchas lograban iluminar escasos metros del largo túnel por el que avanzaban, los relieves y gravados de las paredes y suelos pasaban desapercibidos debido a la espesa oscuridad. Los tres monjes y la sacerdotisa avanzaban cuidadosamente sin bajar la guardia en ningún momento, enemigos podían hallarse en cualquier escondrijo, desde sauroks saqueadores hasta alguna bestia que hubiera logrado adentrarse en las salas.

La misión parecía simple, tan solo debían investigar sobre una reliquia mogu que podría haber sido escondida en las cámaras. 
Tahlean ojeaba un pequeño mapa del palacio. 
-Estamos cerca, podría estar en la siguiente sala.- anunció el elfo con el semblante serio habitual.
-Llevamos más de una hora aquí metidos, para no encontrar nada más que escombros y baratijas.- se quejó Iruam
Alasios se detuvo unos segundos, el grupo se percató ya que él portaba una de las antorchas. 
-Hay alguien más...- la ceguera del monje le habría permitido oír algo que el resto no percibió.
Un estruendo cercano alertó al grupo. Iruam arrebató la antorcha a Beatrice y avanzó rápidamente por el túnel.
-¡Iruam detente!

El Kaldorei corrió tras él, seguido de Beatrice y Alasios. Iruam logró llegar a la sala antes que el resto, pero no encontró indicios de vida alguno. Sin embargo, en el centro de la sala algo logró llamar su atención. Parecía ser un enorme y robusto cofre de piedra. El cofre tenía grabados de color dorado en los bordes, y símbolos mogu que cubrían todo el exterior. Iruam hizo ademán de abrirlo, pero como era de esperar se hallaba cerrado a cal y canto. Sin embargo, en sus manos tenía la llave que revelaría el interior de éste.

Iruam introdujo en la cerradura una llave que había sido conseguida por la orden meses atrás. Una llave capaz de abrir cualquier cerradura, y ante el monje se encontraba la primera prueba que revelaría si las leyendas que contaban acerca de ésta eran ciertas o por el contrario eran absurdas historias de piratas. La llave era de un tamaño inferior a la cerradura, pero nada más introducirla, ésta brilló con una potente luz. El monje giró la llave y el cofre se abrió desprendiendo una especie de niebla que desapareció entre la oscuridad de la sala. Dentro se hallaba guardada una valiosa reliquia con forma de cetro.

-¡Iruam detente!- repitió el Kaldorei.-¡No sabemos que poderes tiene esa reliquia!
Mientras el resto del grupo alcanzaba al elfo, Iruam se hallaba ensimismado con la belleza y exquisitez con la que había sido creado ese cetro. Tuvo un impulso de cogerlo, pero se detuvo a escasos centímetros. El joven monje oyó un leve susurro en su interior.
''Vamos...tómalo...has logrado llegar hasta aquí... lo mereces.''
Iruam ni siquiera escuchaba al resto del grupo.
''Si no te haces con él... el resto del grupo te lo arrebatará... ¿Vas a dejar que mancillen tu orgullo una vez mas?...''

El monje agarró el cetro con fuerza levantándolo y un brillo lo envolvió junto con la reliquia. Un rayo de color esmeralda impactó en el cetro provocando que la reliquia saliera despedida por la sala hasta caer por alguna zona de la estancia.
Iruam se giró con rabia para descubrir que era Tahlean, su maestro, el que había lanzado ese rayo. Con furia arremetió contra el elfo lanzando un rayo similar al que había lanzado el monje segundos antes. Pero no fue el rayo lo que impacto en el Kaldorei. Tahlean recibió fue empujado fuertemente por Alasios, que lo desplazó hasta chocar con una columna cercana, recibiendo él el impacto del rayo.

Beatrice corrió hasta el cuerpo inmóvil de Alasios, sus manos inundadas en luz intentaban sanar las heridas de éste. Iruam se arrepintió de lo que acababa de hacer, se acercó rápidamente hasta el grupo, pero un golpe en la cabeza lo detuvo. El elfo le había propinado un fuerte golpe que le hizo caer de rodillas.

Una voz inundó entonces la mente del Kaldorei.
''¿Vas a dejar que siga dejándote en evidencia..? ¡Acaba con él!''

Tahlean agarró a Iruam del cuello apretándole tan fuerte que le impedía respirar. El humano se halló suspendido en el aire por el brazo que le asfixiaba. Aunque el monje arremetió varias patadas en las costillas al elfo, éste seguía sin inmutarse mientras el humano luchaba por sobrevivir.
Beatrice se percató de la lucha que mantenían ambos.
-¡Parad!- las palabras de la sacerdotisa fueron ignoradas por el elfo.- ¡Tahlean detente, suéltalo!
Beatrice se concentró mientras se incorporaba. Un halo de luz salió despedido de su interior iluminando y arrasando todo a su paso, derribando consigo a los monjes que se hallaban enzarzados en la pelea.

Tahlean se incorporó lentamente. Sentía un gran dolor en un dorsal, y tenía magulladuras por todo el cuerpo. Observo vagamente entre la oscuridad el cuerpo inconsciente de Iruam. Recorrió la sala con la mirada hasta encontrarse con una de las antorchas que iluminaba a Beatrice y Alasios. Se acercó a ellos y descubrió como la sacerdotisa lloraba desconsoladamente. 
Beatrice agarraba la mano de Alasios mientras se mecía. El elfo se arrodilló junto a ellos.
-Esta...muerto.- afirmó la sacerdotisa.
-No...no puede ser..

Tahlean comprobó la respiración de Alasios confirmando las palabras de Beatrice. El elfo sintió como si un agudo pinchazo ahondara profundamente en su corazón. Alasios había sido un gran rival para él, pero aun más importante, había sido un compañero honorable. El elfo no pudo evitar derramar algunas lagrimas e intentó consolar a Beatrice que se hallaba enteramente derrumbada.

Desde un oscuro rincón de la sala y semioculto tras una columna, un invitado observaba la escena. Al igual que el elfo, o que su esposa Beatrice, el guardián no pudo controlar sus sentimientos dejando caer algunas lagrimas que recorrieron sus pálidas mejillas.
Sin duda era una de las peores visiones que había presenciado, peor incluso que las que había vivido junto al señor Awiergan Osbourne. Marther agarró el talismán con fuerza y le suplicó para abandonar la visión.

La oscuridad ocultó la escena al completo, sin embargo el guardián no había abandonado la visión aún. Marther estaba totalmente a oscuras. En un principio pensó que se trataba de un estado de transito entre el trance de la visión y la realidad, pero entonces oyó un ruido. Se trataba de un sonido periódico parecido al de un goteo continuo, acompañado de una percusión. El guardián creyó que se trataba de tambores de guerra, pero el sonido provenía de la sala en la que se encontraba y no del exterior. Una resplandeciente luz apareció en la mano del paladín, iluminando precavidamente el lugar en el que se encontraba. Buscó rápidamente indicios de vida o enemigos en aquel lugar, pero parecía que se hallaba solamente él.

En el angulo opuesto de la sala se encontraba una especie de trono. El guardián se acercaba lentamente con recelo. Una especie de chasquido le hizo detenerse, un charco de color púrpura se hallaba a sus pies. El paladín se agachó lentamente y barajó en su mente de que tipo de líquido podía tratarse. Una gota desequilibró la armonía del charco al caer en éste y cubrirlo de ondas que se expandían lentamente. 
Un escalofrío recorrió a Marther. Mientras retrocedía unos pasos levantó la vista hacia el techo de la sala. Entonces lo vio, atado con cadenas en mitad de la estancia, mientras la sangre manaba lentamente y el latir parecía marcar las pautas de unos tambores en la batalla.

El guardián se quedó completamente petrificado. Un frío sudor cubrió la frente del humano y sus piernas y manos temblaban como nunca antes lo habían hecho. Su garganta parecía haberse negado a tragar saliva y sus ojos no parecían querer cerrarse ante la espeluznante situación.
Marther agarró con fuerza el talismán implorando a la misma reliquia, a la luz o a cualquier ser superior que le sacaran de aquel lugar. En su mente se barajó incluso la posibilidad de quitarse la vida si el artefacto no llegaba a funcionar y alguien descubría que había estado allí. Pero por suerte todo se volvió negro y al abrir los ojos de nuevo se encontraba rodeado del resto de miembros de la orden.

Marther Strang había luchado en infinidad de batallas, enfrentándose a poderosos enemigos, y sin embargo se hallaba tembloroso y aterrado como un niño por primera vez en su vida. Su esposa Beatrice le agarro fuerte la mano, el grupo parecía inquieto ante el aspecto del guardián. Su mirada se hallaba vacía, sus labios estaban secos y su tez más pálida que de costumbre.
-Traed agua por favor.- dijo Thilane, y rápidamente Monlee le tendió una cantimplora que por una vez en su vida no estaba rellena de alcohol.
El grupo estaba asustado y temeroso, todos los miembros se apoyaban en aquellos que amaban, esperando las palabras del paladín.

Recuerdos del pasado viajaron por la mente de Marther, desde que la orden había sido formada se habían enfrentado a peligrosos enemigos y situaciones muy complicadas, pero aquello era distinto. Aquello superaría a todos con creces. No sabía, o mejor dicho, no se atrevía a propinar aquel mazazo a sus compañeros.
-¿Y bien, que habéis prresenciado?- preguntó Iridi para romper el silencio.
El guardián se extrajo de sus pensamientos y miró a la Draenei. Seguidamente miró a cada uno de los allí presentes: Awiergan, Muriel, Karin,... y entendió que no estaban preparados. Aun así tenían el legítimo derecho de saberlo.
-He visto un artefacto...-si podía llegar a llamarse así, pensó.- que debemos destr...- el guardián corrigió sus palabras.- Que debemos intentar destruir.- terminó por decir, recalcando las ultimas palabras ya que no creía que pudieran llegar a tanto.
-¿De que se trata?- preguntó impacientemente la señorita Muriel Greene.
El guardián se tomo unos segundos.


-El corazón de Y'shaarj

Prólogo Cap VII - La Orden de los mares


La taberna se hallaba más vacía que de costumbre, podía deberse a que la noche había caído o a que el clima no era un aliciente para dar un paseo por la ciudad. El caso es que El Cordero Degollado ya no podía presumir de sus mejores tiempos, los nobles, magos y para qué engañarnos,  los diestros de la magia prohibida, habían sido sustituidos por curiosos y maleantes que habían decidido frecuentarla. 
El tabernero, ensimismado en sus solitarios pensamientos, regresó en sí cuando oyó que varios clientes acababan de cruzar el umbral. Ambos se quitaron las grandes y mojadas capas que les resguarban de la debil lluvía de primavera que caía en el exterior. El camarero reconocio al grupo, una joven pelirroja acompañada de un hombre de buen porte, pelirrojo también. Por supuesto se trataba de la señorita Leproux y el señor Lévi, ambos clientes asiduos en la taberna. Tambien se percató de que les acompañaba una joven de cabellos oscuros y ropajes exóticos a la que había visto anteriormente compañándoles en alguna que otra ocasión. El grupo decidió tomar la mesa del fondo para disponer así de una mayor privacidad. Los tres tomaron asiento y permanecieron en silencio hasta después de que el tabernero les sirviera las bebidas.
Chantalle miró a ambos sin saber muy bien qué decir, lo ocurrido hacía unos días había conmocionado a todos los miembros de la orden. Giordano y Chantalle entrecuzaron sus miradas, ellos más que nadie habían tenido diferencias con la guardiana Thedya, pero no por ello deseaban lo que había ocurrido.
Chantalle miró a Thilane y se atrevió a decir:
-No habría alguna manera de...
-Lo repito por enesima vez, no hay manera de evitar lo que ha ocurrido. 
-Pero el talismán de la niebla ya ha enviado a gente al pasado anteriormente...
-Y ya sabeis como terminó. Ya no existe el libro de las almas, quien fuera enviado al pasado quedaría atrapado sin manera de volver.
-Pero si no me equivoco, el guardián Caleb viene y va a su antojo, así que alguna manera habrá.- dijo Giordano.
-Es mejor no jugar con el pasado. Yo más que nadie siento su pérdida, aunque no llegué a conocerla como me hubiese gustado, ella se convirtió en guardiana cuando yo renuncié a ello, con lo cual me siento tan culpable como todos vosotros.
Por unos segundos permanecieron en un incómodo silencio.
-¿Volverás a la orden Thilane?-preguntó Giordanocon suma curiosidad.
El tintineo que desprendía el metal de las armaduras de unos guardias que se habían adentrado en la taberna les hizo desviar la atención hacia éstos. Eran tres los hombres que se aproximaron con paso decidido hacia el tabernero. Sus armaduras portaban el azul característico de la milicia Ventormentina. Era extraño que guardias de servicios entraran en una taberna si no era debido a algún altercado. Los guardias observaron al grupo desde la barra tras el breve dialogo que mantuvieron con el tabernero, y se acercaron decididamente hacia estos. Chantalle y Giordano levantaron la vista cuando estos estaban a pocos metros de ellos.
-Disculpadme.- dijo el caballero que parecía capitanear el grupo, y seguidamente hizo una reverencia de cortesía.- Buscamos a la señorita  Chantalle Leproux.- dijo con tono grave mientras mantenía la mirada fija en los ojos de Chantalle.
- Sabéis que soy yo.- afirmó la misma al ver que no le quitaba el ojo de encima, y tras suponer que el tabernero les había solucionado su duda.- ¿En que puedo ayudaros mi general?
- Debéis acompañarnos.
- ¿Por qué razón debe mi señora acompañaros a vos? Creo que debéis darnos al menos una explicación.
El general desenrolló un pergamino y se dispuso a leer:
- Por orden de la corona, la señorita Chantalle Leproux, quedará bajo custodia de la guardia de Ventormenta, y será apresada durante cinco días en las mazmorras de la ciudad hasta que se celebre el juicio...
Chantalle se puso en pie bruscamente interrumpiendo al general con el ruido que produjo el arrastrar de la silla donde se sentaba.
- ¡¿Apresada?!.- gritó y seguidamente tanto Giordano como Thilane se pusieron en pie. - ¡Os exijo que me respondáis de que se me acusa!
- Se le acusa del asesinato de la señorita Thedya Hurley, hay pruebas suficientes para inculparle.- respondió el general con el semblante serio, y continuó leyendo el pergamino.- Cualquier persona sin distinción de clase y rango que se interponga correrá su misma suerte.- finalizó mirando fijamente a Giordano.
Mientras Chantalle discutía acaloradamente con el general, Giordano observó al grupo de guardias y llevó su mano hasta la empuñadura con decisión hasta que sintió como algo le frenaba. Thilane le agarró fuertemente el brazo. Este se giró y fulminó con la mirada a la sacerdotisa.
- No cometáis ninguna estupidez, Giordano.- le susurró Thilane.- has oído al capitán, creo que podréis ayudarla más si aun disponéis de vuestros contactos entre la nobleza.
Giordano relajó la mano y obedeció las sensatas palabras de la sacerdotisa. Mientras tanto por su mente se barajaba la palabra traición, y un sinfín de nombres tomaban forma en su cabeza. Desde alguno de sus enemigos del senado, algún miembro del santuario  o hasta el algún enemigo que aún desconocían. Mientras tanto los rasgos y expresiones de Chantalle se habían endurecido, sus manos temblaban por la incertidumbre y el temor de lo que le depararía el destino.
Uno de los guardias hizo ademán de colocarle los grilletes.
- ¡No hace falta que me tratéis como a un animal, no opondré resistencia pero dejadme al menos despedirme!
El capitán asintió sin perder la seriedad que le caracterizaba, el grupo de guardias se alejó una distancia prudencial, bloqueando la salida de la taberna.
Chantalle miró a ambos con los ojos empañados, ambos se encontraban aún más destrozados que minutos antes.
- Yo no le he matado, lo juro.
- Lo sabemos amor mío, y juro que haré lo que esté en mi mano para descubrir quien es el traidor que nos ha tendido esta trampa.
Chantalle miró a Giordano con esperanzas de que encontrara algo que demostrara su inocencia en estos cinco días que le quedaban. Miro a Thilane a los ojos y la abrazó cordialmente mientras le susurró algo que sólo unos pocos entenderían:
- Necesito tu ayuda ahora más que nunca.- dijo mirando a la sacerdotisa que asentía sin saber bien como reaccionar.- Usa el talismán de la niebla, y si es necesario mostradle la verdad a la orden.
Thilane asintió esperando que fuera suficiente para demostrar su inocencia. Seguidamente Chantalle se acercó a Giordano, le acarició la mejilla y le entregó un tierno beso en los labios.
- Amor mio.- dijo Giordano mientras le acariciaba los cabellos rojizos a su amada.- no debéis temer, os juro que moveré cielo y tierra si hace falta para demostrar tu inocencia. Aunque tenga que asediar Ventormenta...
Chantalle le calló con otro beso en los labios.
- Giordano, no sabemos de quien ha sido obra, pero no confiéis en nadie, ni siquiera podemos confiar en el concilio del aquelarre en estos momentos. Si lo creéis conveniente reunid a la orden y al santuario... y actuad juntos.
- Pero.. el santuario... sus miembros no seguirán sin vos amor mio, sois su guía.- susurró el brujo mientras le acariciaba la mejilla.
- Entonce os cedo mi puesto con gusto, guiarles será vuestra misión a partir de ahora.
Chantalle se despidió dolorosamente de ambos y desapareció de la taberna escoltada por los guardias.
Así será amor mio, así será...